Derivar casos de prueba efectivos es una de las habilidades más valiosas en el mundo del testing de software. Sin embargo, no basta con escribir casos de prueba al azar o con solo probar lo obvio. La clave está en aplicar técnicas formales y estructuradas que permitan garantizar la calidad del producto, minimizar riesgos y optimizar el esfuerzo de pruebas. En este post aprenderás cómo hacerlo de forma profesional, alineado con los estándares de la certificación ISTQB Foundation Level (CTFL).
“Derivar casos de prueba” consiste en tomar insumos como requisitos, modelos, reglas de negocio, o cualquier otra base de prueba, y transformarlos en scripts o escenarios concretos que se ejecutarán durante las pruebas. Este proceso es parte de la fase de diseño de pruebas dentro del ciclo de vida del testing.
El ISTQB clasifica las técnicas de diseño de prueba en tres categorías principales:
Estas técnicas se enfocan en verificar lo que el sistema debe hacer, sin importar cómo lo hace internamente. Ejemplos:
Estas técnicas examinan la lógica interna del código y los flujos de control:
Aquí entra el conocimiento del tester, intuición y experiencia previa. Se aplican sobre todo cuando no hay documentación suficiente.
Supongamos que estás probando un cajero automático. El requerimiento indica:
"El cajero solo permitirá retirar montos entre 20 y 2000 en múltiplos de 10".
Aplicando técnicas:
Con esto ya tienes varios casos de prueba efectivos, diseñados con lógica, cobertura y valor para el negocio.
Derivar casos de prueba efectivos no es cuestión de suerte, sino de aplicar técnicas formales, tener criterio analítico y comprender bien el producto. Dominar este tema es clave para cualquier persona que quiera avanzar en su carrera como tester profesional, especialmente si estás apuntando a certificarte con el ISTQB.