Cuando pensamos en testing, solemos visualizar pruebas, casos de prueba, quizás datos y herramientas. Pero pocos conocen o utilizan correctamente un concepto central: el testware. Este término es mucho más que jerga técnica, es un activo clave en cualquier proceso de pruebas serio.
Según el glosario oficial ISTQB, el testware se define como:
"Productos de trabajo producidos durante el proceso de prueba para su uso en la planificación, diseño, ejecución, evaluación y presentación de informes sobre las pruebas."
Es decir, todo lo que creamos y usamos en testing —desde un simple caso de prueba manual hasta complejos scripts automatizados— forma parte del testware.
De acuerdo al programa de estudios ISTQB CTFL v4.0, el testware está compuesto por distintos productos generados en cada fase del proceso de prueba:
Un tester de un e-commerce desarrolla un set de casos de prueba funcionales para validar la funcionalidad de “Agregar al carrito”. Más tarde, automatiza ese set con Selenium y lo guarda como parte de su testware reutilizable. A medida que el producto crece, ese mismo testware puede integrarse en pipelines CI/CD, ejecutar pruebas regresivas automáticas y alertar sobre fallos al instante.
El testware no es un lujo, es el corazón técnico del proceso de pruebas. Es lo que hace tangible todo el esfuerzo de análisis, diseño, ejecución y mejora. Dominar su uso, mantenimiento y evolución es lo que separa a los testers operativos de los testers estratégicos.¿Tu equipo gestiona bien su testware? Si no es así, es hora de empezar.