Cuando escuchamos "probar software", muchos piensan en encontrar errores. Pero probar va mucho más allá. Es una disciplina profesional con un propósito claro: ayudar a construir software de calidad confiable. Veamos de forma simple qué significa realmente.
Estás construyendo un puente. Antes de dejar que los autos lo crucen, alguien debe asegurarse de que no se caiga. Ese alguien es el tester, y el software es el puente. Probar no es solo “ver si funciona”, es ver si funciona bien, en todo tipo de situaciones, y si es confiable a lo largo del tiempo.
Según ISTQB, la prueba de software tiene múltiples objetivos:
¡Así es! Probar también previene problemas, no solo los detecta.
Un concepto clave enseñado en la certificación ISTQB es que la prueba exhaustiva no es posible. ¿Por qué? Porque hay demasiadas combinaciones, caminos y situaciones. Por eso se prueban las partes más importantes, las más usadas o las más propensas a fallar. Esto se llama selección basada en riesgos.
Las pruebas comenzaron a verse como una profesión separada en los años 70. Antes, los propios desarrolladores se "revisaban" entre sí. Pero con los años, se entendió que tener un rol dedicado a evaluar la calidad de forma independiente era esencial. Así nacieron los testers, las herramientas de testing… ¡y el ISTQB!
El rol del tester no es solo correr pruebas. Es alguien que:
Y en muchos equipos, ayuda a mejorar el desarrollo desde el inicio (testing temprano).
Imagina una app donde puedes enviar dinero. Un tester no solo verifica que el botón "enviar" funcione. También prueba:
Todo esto es predecir y prevenir fallos antes que afecten al usuario final.
Probar software es una disciplina crítica en el desarrollo moderno. No es solo presionar botones o buscar errores, es garantizar que el producto cumpla con su propósito, sea seguro y confiable. Los testers son los guardianes silenciosos de la calidad.